viernes, 26 de agosto de 2016

CA L'EULALIA. Tarragona


Ca l'Eulalia es un restaurante situado en el Serrallo, barrio marítimo de Tarragona.

Decidimos probar este restaurante ya que nos gusta ir al Serrallo y no conocíamos ningún restaurante sin gluten en la zona.

Al llegar la atención fue muy buena y rápidamente avisaron al camarero que yo era celiaca. Me ofrecieron cerveza sin gluten y pan con tomate.

Al llegar y ver que no nos daban la carta, solo teníamos la del vino, llamé a una camarera y le dije que si me la podía dar. La contestación fue que ellos trabajaban con el pescado fresco del día y que el camarero que tomaba nota nos diría él los platos que tenían.
 
Le dije que me parecía muy bien pero que también quería ver la carta. Me contestó que ahora me la traería. Por la cara que me puso yo ya sabía que esa carta jamás llegaría porque a lo mejor no deben ni tener. Pero fue una falta de respeto el decirme que ahora me la traía y realmente no quiso. Lo que hizo fue esperar a que viniese el camarero que tomaba nota. Muy mal por su parte. Así que ya empezamos mal la noche.
 
A mi me parece muy bien que trabajen con pescado fresco, pero yo tengo todo el derecho de ver la carta y no me la deberían negar, y a partir de ahí, me pueden ofrecer todo lo que quieran.
 
Vino el camarero que te canta los platos y la verdad que te lo dice tan rápido, y sin saber los precios, ni saber cantidad, te sientes muy incómodo. Le dijimos que queríamos hacer picoteo. Se ve que no nos quiso entender, porque nos trajo los tres primeros para picar y luego un pescado que también lo habíamos pedido para picar, pues nos trajo uno para cada uno. Nos dio vergüenza decir que solo habíamos pedido uno, así que nos callamos.

Si hubiéramos sabido que cada plato eran 30 euros, vaya que lo hubiéramos devuelto. Encima el pescado estaba muy mal acompañado y le faltaba sal. Eso sí, rebozado en harina sin gluten.

 
Las puntillas y los mejillones estaban muy buenos y el helado también.
 
Al final la broma nos salió por 112 euros y eso que solo éramos dos. No tomamos ni siquiera un buen vino, sino dos refrescos. Mi marido no tomó ni postre, solo yo el helado.  Excesivamente caro. Quizás la calidad se paga, en nuestro caso no nos gustó.  

Eso sí, sobre el tema del gluten, lo tienen todo muy controlado.

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